Miércoles 7 de noviembre de 1990. Varias personas son testigos en el cielo de Montréal de lo que muchos coincidieron en describir como "una gran corona rodeada de luz dorada". Este fenómeno duró más de tres horas. Los testigos, entre los que se encuentran policías de la ciudad de Montreal, intentaron ponerse en contacto con la Policía Real Montada y con la Defensa aérea canadiense pero, extrañamente, ninguno tuvo una reacción oficial. El fenómeno se difuminó lentamente detrás de la cerrada niebla que cubría la ciudad y posteriormente desaparecido en la noche.
El fenómeno nunca pudo explicarse, pero dos hombres presentaron un informe en 1992. Estos hombres fueron Bernard Guenette, hombre de negocios, y Richards Haines, físico americano que trabaja para la N.A.S.A. Ambos hombres analizaron las fotos y recogieron testimonios de los numerosos testigos que contemplaron esa extaña aureola en el cielo del Montreal.
Según el informe, el objeto evolucionaba hacia una altitud entre 1.000 y 2.700 metros y su diametro debía medir alrededor de los 500 metros. Pero ambos hombres concluyeron sin duda alguna que un gran objeto no identificado, un objeto insólito y silencioso, sobrevoló esa noche de noviembre el cielo de Montreal.
Según el informe, el objeto evolucionaba hacia una altitud entre 1.000 y 2.700 metros y su diametro debía medir alrededor de los 500 metros. Pero ambos hombres concluyeron sin duda alguna que un gran objeto no identificado, un objeto insólito y silencioso, sobrevoló esa noche de noviembre el cielo de Montreal.
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